evelyn hellenschmidt photography and objects
 
renaissance (buch)
rein-landschaften
stille landschaften
blumen
der schrank
die alten
drama im garten
fluten
stühle
ich durch dich
von einsamkeiten
 

Drama en el jardín.

Curiosamente, a medida que los mecanismos de evasión se sofistican y el mapa se precisa, se extiende y, recubriendo la totalidad del territorio, lo suplanta, el hambre de realidad parece agudizarse en la misma medida, complicándose así la esquizofrenia incurable diagnosticada por los críticos del capitalismo. Es la perfección del simulacro, la imposibilidad de separar lo real de lo virtual –y hoy, singularmente, el avatar de la persona-, la que empuja a los artistas a experimentar con lo real traumático, con lo abyecto, toda vez que solo aquel relato que se aniquila a sí mismo de forma violenta es susceptible de proyectarnos hacia una realidad desnudada.

Vida y juego; vivir o jugar: si en el reality show el realismo anhelado depende de una depuración del relato de lo cotidiano que permite el afloramiento de una banalidad tan absoluta que haga desaparecer –en la estela de los escritores sin literatura existencialistas- todo rastro de ornamento, en esta última serie de fotografías de Evelyn Hellenschmidt, Drama en el jardín, la falsificación característica del simulacro, el carácter ilusorio del juego, aparece representada en la naturaleza –sintética- misma de la materia, de la textura. Se trata, evidentemente, de un recurso propio de una escultora: la artista establece relaciones cromáticas y atmosféricas entre los diversos elementos, pero éstos solo revelan su esencia metafórica a través del tacto.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Drama en el jardín se desarrolla en la casa familiar de la artista en Alemania. Allí es corriente colocar en los jardines figuras diversas (los Gartenzwerg p.e. ) hechas de materiales baratos, tales como el plástico o la piedra artificial. La costumbre de disponer estas figuras basándose en la tradición mitológica , en sagas o historias inventadas es punto de partida le sirve a Evelyn Hellenschmidt para desarrollar una metáfora del amor, la pasión, el deseo y la muerte, en la que se entremezclan aspectos biográficos y existenciales, análisis formal de la textura de los materiales y una reflexión sobre la fábula como vida paralela que choca con la realidad cotidiana del individuo: todo juego es sintético, al igual que lo es toda imagen; mas junto a la fábula está la presencia material de la piel, del mismo modo que toda biografía es representación y vida a la vez y que frente al amor como juego está, tras la ventana, la realidad de la presencia .

En toda la serie se percibe una ambigüedad, una sutileza y una cierta atmósfera de misterio. En ocasiones –como sucede en esta misma imagen- el espectador puede no ser capaz de saber si se trata de animales auténticos o de burdas esculturas de jardín o, lo que es lo mismo, si asiste a un drama o a su simulación. En otras las muy estudiadas relaciones cromáticas entre los diversos elementos, la luz y la oscuridad extremas, la irrupción de elementos extraños –artificiales unas veces y naturales otras, contribuyen a crear un ambiente de inquietud próximo a lo siniestro. Y si la ficción es tan siniestra como sintética, la realidad es cálida y reconfortante o viceversa: esa piel de zorro auténtica –un animal abatido por el padre de la artista en los años 70 - que se confronta con la imagen fotográfica, convertida ella misma en una nueva simulación del mismo modo que el relato de la pasión amorosa es una ficción si se lo confronta con la presencia real de la piel del ser amado.

Javier Rubio Nomblot. Critico independiente; escribe para el periódico ABC